domingo, 6 de octubre de 2013

Los frutos del Otoño

Los frutos son estructuras procedentes de la transformación de las flores que tienen como función principal favorecer la dispersión de las semillas que contiene en su interior. Como a una planta no le interesa tener a sus "hijos" cerca (pues compiten con ellas por el espacio, la luz, el agua y las sales minerales del suelo) y además no pueden desplazarse, necesitan de agentes que trasladen las semillas a un lugar alejado, como el viento, el agua y los animales.

Los frutos carnosos otoñales son el resultado de una asociación de beneficio mutuo (un mutualismo) en que una planta  produce tejidos ricos en agua y azúcares para recompensar a un animal (generalmente un vertebrado) que dispersa las semillas al tragarse entero el fruto y defecar las semillas un tiempo después (y varios kilómetros más allá).

A continuación veremos unos cuantos ejemplos de estos frutos:

 El conocido "tapaculos" es el fruto del escaramujo o gabarda (Rosa canina)

La populares moras son los frutos de la zarzamora (Rubus ulmifolius)

El serbal de cazadores (Sorbus aucuparia) produce numerosos frutos rojos.

La gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)) produce unas bayas que son la delicia de los osos, como bien indica de forma reiterada su nombre científico. 

Las "bayas" del enebro rastrero (Juniperus communis) no son auténticos frutos, dado que se trata de una gimnosperma. La semilla se rodea de tres hojas que se hacen carnosas.

De los arañones, que son los frutos del endrino (Prunus spinosa), se obtiene el pacharán. 

El majuelo o arto (Crataegus monogyna) produce una "manzanetas" rojas

Las bayas de los arándanos (Vaccinium myrtillus) son una delicia a nuestra disposición en el piso subalpino de los Pirineos.